8 niños trabajando en el suelo alrededor de una cartulina

El hombre es creado en 3D…

No se puede educar sin iluminar la verdad: la verdad integral del que aprende (la persona) y la verdad de lo que aprende (los contenidos). No partir de la verdad ni tender a la plenitud de la misma es engañar, defraudar, confundir, desorientar…y eso no es educativo, ya que no permite una maduración en el educando que le ayude a crecer en todo su ser, no desarrolla en él los recursos indispensables para afrontar los retos de la vida, no le prepara para lograr una vida plena.

Y la verdad se fundamenta en la realidad; por tanto, es esencial conocer tanto la realidad del ser humano, su naturaleza, como los fundamentos reales de los conocimientos que se imparten. Así pues, es fundamental saber qué es el hombre (cuál es su verdadera y plena constitución) y qué está llamado a ser (cuál es su fin último, la plenitud que está llamado a lograr), lo mismo con la realidad creada (el mundo que nos rodea y que es objeto de nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje).

Según esta premisa, la tan extendida mentalidad de enfocar la educación en conseguir el máximo desarrollo físico e intelectual del alumno no ilumina toda la verdad. Aquellos educadores (padres, profesores o cualquier otra persona o institución con responsabilidad educativa) que se centran únicamente en la promoción de aquellas actividades que mejoran los conocimientos del estudiante y en su crecimiento físico, olvidan que el ser humano es un ser en 3D, es decir, está constituido por tres dimensiones esenciales e íntimamente relacionadas entre sí: la dimensión física (el cuerpo), la dimensión psíquica (la inteligencia y la voluntad) y la dimensión espiritual (la libertad y el amor). Descuidar la dimensión espiritual es un craso error porque es precisamente la que da sentido a las otras dos, las orienta hacia un fin último y permite lograr el gozo profundo del hombre (de hecho, el ser humano es persona porque es un ser espiritual).

Aparecen 10 escudos de las 12 tribus de Israel con su símbolo, nombre, piedra y frase de la escritura

…Para madurar en el amor…

Desde que el hombre es hombre ha manifestado su dimensión espiritual, principalmente en el arte (pinturas rupestres) y en los ritos funerarios (enterramientos, ajuares, ornamentos…) mostrando así la creencia en un ser espiritual sobrenatural y el deseo de establecer y estrechar una relación (religación ↔ religión) con él. El vínculo del ser humano y la divinidad es constitutivo, forma parte esencial de su ser y de su existir.

La novedad del cristianismo es que no es el hombre quien intenta alcanzar a Dios sino que, “por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre (…) revelando su misterio, su designio benevolente (…) enviando a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo” (CCE 50). De hecho, lo primero que nos da a conocer Dios es que nos ha creado “a su imagen y semejanza” (Gn 1,27), precisamente para poder establecer una comunicación con nosotros que llegue a convertirse en una comunión. Esto lo expresa maravillosamente la Iglesia en uno de sus documentos más importantes: «La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde su mismo nacimiento, el hombre es invitado al diálogo con Dios (…) Y solo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se confía por entero a su Creador» (LG 19). Por tanto, hemos sido creados por amor y para amar, y solo seremos totalmente felices cuando reconozcamos como necesario para nuestra plenitud ese Amor que se nos ha revelado y nos entreguemos libremente a Él.

En nuestro colegio queremos que los alumnos conozcan este Amor, se encuentren con él y lleguen a entregarse libremente a él. Para ello, hemos desarrollado en los últimos años el Proyecto “Fratelli Tutti”, una propuesta educativa que busca garantizar la formación integral del alumno y desarrollar su personalidad implicándole tanto en la resolución colaborativa de problemas, como en la mejora de la autonomía, la reflexión y la responsabilidad.

A través de la asignatura de Religión, se refuerzan aspectos transversales del currículo, se trabajan diversos métodos de estudio y se aprenden principios, ideas, valores y criterios del pensamiento católico que son útiles para crecer como personas y construir esa sociedad pacífica y democrática que todos deseamos.

En este proyecto, todos los alumnos del centro están repartidos entre las Doce Tribus de Israel y permanecen en la misma tribu hasta que dejan el colegio, con lo que durante su etapa escolar mantienen una convivencia estrecha que los lleva a consolidar lazos de amistad, trabajar juntos por el éxito de la tribu, crecer en la mutua preocupación por el desarrollo individual y colectivo, desarrollar la creatividad, etc. En definitiva, van construyendo una pequeña familia dentro de la gran familia que constituye la comunidad educativa del colegio.

Un alumno mostrando una cartulina donde está trabajando el nombre, la piedra y la frase de la tribu de Dan

… Y ser eternamente feliz.

Sabemos que nadie puede enseñar lo que no sabe y que solo nos puede enseñar el camino del amor que conduce a una vida plena Aquel que es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Así pues, la asociación de pensamiento y de vida con el único Maestro que puede iluminarlo –ya que lo conoce porque lo ha recorrido– es garantía de alcanzar la meta a la que está destinado todo hombre: la felicidad eterna.

Cada día, todos los que trabajamos en este colegio, nos esforzamos por acompañar a nuestros alumnos en el proceso de conocer un poco más la verdad desde la realidad para que, utilizando adecuadamente su inteligencia y su voluntad, ejerciten su libertad de entregarse al amor verdadero y logren alcanzar la vida plena que su corazón les asegura que existe, pero que tanto les cuesta ver en la sociedad que nos movemos. Ojalá que ninguno de los que hemos recibido la responsabilidad de su educación integral perdamos de vista que somos instrumentos del único y verdadero Maestro.

Redes sociales